sábado, 28 de agosto de 2010

miércoles, 25 de agosto de 2010

HAIKU "EL GATO QUE ACARICIÉ" POR KOTORI

FOTOKOTORI

El gato que acaricié;
en la boca
lleva un pájaro

Kotori 10

Una nueva versión. El protagonista de este haiku es mi querido Kiko Baldomero, este gato precioso que decidió que se venía a vivir conmigo hace ya unos cuantos años.

miércoles, 18 de agosto de 2010

viernes, 13 de agosto de 2010

"LA CALIMA" POR KOTORI

FOTOKOTORI


Calima, del latín, oscuridad… partículas de polvo o de agua, que enturbian el aire. Dicen que a veces, viene del desierto, transportada por el viento. No sé si esta vez es así, pero lo parece.

Estos días el cielo y las montañas, están ocultos tras un velo de calima que obstinadamente y a pesar del viento que a veces sopla, sigue ahí, suspendida, como un presagio de no sé qué cosa que me inquieta. .. quizá sea ese brillo que deslumbra como un espejo cegador, que trae entre sus partículas un calor que persiste en el día y la noche, confundiéndolos.

No puedo dormir… ¡esta tormenta que no acaba de romper!!! Un poco de viento que arrastra hojas resecas… cuatro gotas de barrillo y de nuevo: el calor.

Brisa nocturna;
el crujir de la cerca
que hay junto al fresno

Miro al cielo, desvelada por los sonidos de la noche y de pronto, ahí está, en ese extraño cielo saturado de calima… Sí, ahí está brillante, pujante, poderosa… ella sola, la única que en esta noche sin luna se ha atrevido a brillar con luz propia, para llegar hasta aquí, directa a mi corazón… Y su visión en esta turbia noche de verano, me consuela, consiguiendo que sienta agradecimiento por esa calima de la que tanto he renegado.

Ha chispeado…
A través de la calima
una estrella


Foto, texto y haiku de Mercedes Pérez "Kotori"

AUTOMATISMOS DIARIOS Y PERDÓN POR LA IRONÍA


A través del blog "En clave de haiku " de Jorge Braulio (teneis el enlace en Mi lista de blogs que sigo) he tenido noticia de El Diario de la Pelusa (os pongo el acceso directo por si os interesa) http://diariodelapelusa.blogspot.com/2010/07/primer-concurso-del-diario-de-la-pelusa.html


Os animo a que participeis. Creo es una buena ocasión para reflexionar sobre las cosas que nos mueven y nos conmueven.


AUTOMATISMOS DIARIOS Y PERDÓN POR LA IRONÍA

-Doy a un interruptor y la oscuridad se convierte en luz
-Abro un grifo y sale agua potable. Azul para la fría. Rojo para la caliente.
-Hace frío… el termostato no permite que la casa se hiele
-Hace calor… el viento entra por un cable y sale por el ventilador
-Me duele la cabeza… saco del botiquín un paracetamol
-He engordado! …tiro de los “lights” hasta en el champú (por si acaso)
-Enciendo fuego con un magiclik.. El gas de Argelia calienta el agua.
-¿Tomo té verde de Japón o mejor café natural de Costa Rica?
-Leche de soja para la menopausia
-Abro la ventana de internet con “nosécuántos” megas y ¡a navegar!
-Tiro la comida caducada que hay en el frigorífico… Eso sí, la reciclo ¡faltaría!
-No veo la TV… me da mal rollo
-Pongo una lavadora con la ropa que ni siquiera llevé una hora (es que perdió el olor del suavizante)
-El perro también ha engordado, pero no le pongo a régimen no vaya a deprimirse.
-Me llama una amiga que está a régimen y deprimida
Y de pronto me doy cuenta del disparate de esta sociedad que nos arrastra y me da cargo de conciencia por dejarme llevar sin hacer apenas nada, en todo caso, hacer el paripé… y lo único que me resta para no morirme de vergüenza es dar las gracias al Universo por ser una privilegiada.
Y me acuerdo del Diario de Pelusa y digo: Bueno, lo mando y lo mismo lo lee alguien y se une a mi paripé y puede que hasta al agradecimiento….
Y de nuevo pido perdón por la ironía, pero hoy es el automatismo que tocaba.

martes, 10 de agosto de 2010

"TRAS LA TORMENTA" POR KOTORI

FOTOKOTORI

TRAS LA TORMENTA

Acaba de llover y la tormenta da paso a ese silencio especial que suele venir tras ella; ese silencio repleto de aromas a hierba agostada, a polvo que se desliza de las hojas y se hace barro.
Hay un pino enorme, antiguo, casi ancestral, con una inmensa copa, repleta ahora de temblorosas gotitas de lluvia que se asemeja a la cúpula de una ermita, y de ella brillante y húmeda, emerge un solo trino que se sostiene en el aire por unos segundos; tras él como si de una señal se tratara, todos los demás sonidos, esos que acompañan o que provocan desencuentros, hacen paulatinamente su aparición.


Tras la tormenta
el pájaro oculto en el árbol
emite un trino


Kotori 10




Fotografía, texto y haiku por Mercedes Pérez

viernes, 6 de agosto de 2010

HIROSHIMA Y NAGASAKI. EL TIEMPO SE DETUVO.




El día 9 de agosto de 1945, tres días después del bombardeo atómico de los aliados sobre la ciudad japonesa de Hiroshima, la ciudad de Nagasaki fué también masacrada, para vergüenza de la humanidad, con otra bomba atómica. Este es mi particular y humilde homenaje a todas las personas inocentes, ajenas a tejemanejes políticos y económicos que murieron en aquel terrible suceso o sufrieron sus consecuencias.




NAGASAKI


LA ZONA CERO

Un día de invierno, poco antes de tener noticia del viaje a Nagasaki, recibí la llamada telefónica de una gran amiga, una chamana sevillana de nacimiento y me contó, como cuentan las cosas los chamanes, que de vuelta a casa, ya de noche , en una carretera secundaria de la Sierra Norte madrileña se había encontrado con un águila muerta en medio del asfalto.
Me sorprendió mucho sobre todo porque hacía nada me había hablado de un sueño chamánico de esos en los que la Planta de poder le habló y había aparecido un águila poderosa que traía sus mensajes de sanación para la Tierra.
Paró en medio de la carretera y alumbrada por los faros de su coche, metió el águila en el asiento trasero.
Me la imagino, porque la conozco, con sus manos juntas a la altura del pecho, inclinando la cabeza ante ese animal totémico que yacía a sus pies y pronunciando palabras sagradas de respeto.
Me contó como pidió permiso al Águila para quedarse con sus plumas y como la enterró en la montaña.
¡Qué cosas! -pensé- La vida es tan curiosa y los acontecimientos que en ella ocurren, ¡tienen tantas lecturas!
Al poco, me llegó la noticia del viaje a Japón concretamente a Nagasaki y lo comentamos. ¡Qué bien! ¡Qué suerte! pero que curioso que sea en Nagasaki, una ciudad que sufrió el horror del bombardeo atómico, una ciudad arrasada, en la que murieron de golpe miles de personas. Una ciudad que ha resurgido de sus cenizas como el Ave Fénix.
Apareció en casa el día antes de partir y me pidió un favor. En sus manos juntas, con las palmas hacia arriba, mirando al cielo, había una pluma del águila y a modo de ofrenda me pidió que la llevara conmigo y que la depositara en algún lugar de Japón.
-¿Pero dónde?- le pregunté-
-Donde ella te diga- me contestó, con esa forma tan asertiva con la que hablan los chamanes que no deja lugar a más preguntas tontas… ¡está tan claro que las plumas hablan!
Comprendí que si ella lo pedía así era por algo y que yo no debía preguntar más, porque sus motivos, más allá de lo puramente razonable, tendría para hacerlo. Y acepté gustosa el encargo.
Envolví la ofrenda en forma de pluma en un papel de seda y la metí dentro de uno de los libros sobre haiku que llevaba en la maleta, curiosamente en Haiku-dô, “El camino del Haiku” de V. Haya.
Y así fue como la pluma de nuevo surcó los cielos en un vuelo hacia Oriente, hacia mi venerado Japón.
Hasta hoy no me he atrevido a escribir sobre La Zona Cero de Nagasaki.
No sé bien por qué, la visita a la Zona Cero se fue postergando y fue el último día antes de salir para Kioto y dejar definitivamente Nagasaki, cuando nos organizamos para ir a visitar el Museo de la Paz, erigido en honor a las víctimas de aquella vergonzosa masacre y en conmemoración de la Paz mundial, justamente en el mismo lugar dónde tuvo lugar el impacto de la bomba nuclear el 9 de agosto de 1945.
La impresión que me produjo impactó en todo mi ser y dejó huella. Con el corazón encogido, no podía parar de llorar. Lo que sentí era indescriptible porque se mezclaban toda clase de sentimientos que iban desde la pura vergüenza de pertenecer a una raza capaz de concebir algo así, hasta la rabia, la indignación. Lo único que me atrevía a musitar entre lágrimas era : ¡perdón!¡perdón!

En la madera, para siempre,
la silueta quemada
de un hombre

Como mujer, como madre que ha llevado en su seno hijos, que ha parido y amamantado, aquello me superaba. Literalmente, y no me avergüenza decirlo, mi útero tembló conmigo de indignación y menstrué después de casi un año.
La pluma del águila, había ido y venido en mi mochila por templos, montañas, lugares hermosísimos del Japón que alcanzamos a ver, pero nunca me dijo “aquí me quedo” . Llegué a pensar que quería ir a Kioto, claro, ¡como todos! Pero no fue así, quiso bajarse de mi mochila en la Zona Cero de Nagasaki, al lado de un haiku escrito en piedra por uno de los niños, Kuma Haruto que sobrevivió a aquel fatídico día.



*En Urakami
donde la nube achicharró el cuello
sembremos más flores

Y allí se quedó, entre las piedras que guardan en su memoria muchas cosas difíciles de aceptar, pero que también albergan -y eso se siente claramente en Nagasaki- el perdón y las ganas de un mundo en Paz.

*Traducción de Vicente Haya






Texto, haiku y fotografía Mercedes Pérez "Kotori"

miércoles, 4 de agosto de 2010

HAIKU "AL REGAR..." Y " ÁSPEROS Y VERDES" POR KOTORI

FOTOKOTORI


Al regar...
El olor de la tomatera
que nació sola

-.-

Ásperos y verdes
los brotes de la higuera
que el viento tronchó


Kotori 10

martes, 3 de agosto de 2010

CRÓNICAS DE UN VIAJE SOÑADO. "LOS JARDINES DE JAPÓN" POR KOTORI


 

fotokotori




LOS JARDINES DE JAPÓN

Sin salir del asombro que constantemente me embarga en estas calles de Kyoto, volvemos a entrar en los jardines de otro templo.
Ya no soy capaz de distinguir los nombres.  Todos suenan igual de bien: a hermosura,  y tengo la sensación de haberlos hecho “uno” en mi mente y en mi corazón, sin límites ni distancias, como si los templos de Kyôto  y  los de todo Japón, se entrelazaran entre ellos a través de sus jardines , de la Naturaleza, del mar, del aire y formaran Uno Solo, majestuoso en su sencillez, lleno de recovecos silenciosos en los que lo mismo te inclinas ante un Buda, como aparece un Jîzo rodeado de brillantes monedas, o  escuchas un manantial del que pende un cazo votivo bajo un árbol en el que se anudan intenciones. Y  cómo no, por doquier, te topas con estelas funerarias que están ahí como si nada pasara entre los vivos y los muertos.
Quizá por todo esto,  siempre me acompaña  la extraña y agradable  sensación de estar en un lugar sagrado y que cualquier rincón de este país está habitado por seres sutiles que se pueden sentir con una cercanía difícil de describir.
Pequeños puentes de madera que se elevan suavemente, apenas una ligera curvatura, dejan su reflejo en los lagos que aparecen y desaparecen entre los bosques de cedros de apariencia  silvestre a pesar de pertenecer a proyectos paisajísticos ideados por el hombre, pero que aquí en Japón, han adquirido una dimensión tan mimetizada con los que les inspiraron que es difícil hacer distinciones.
Este hecho me maravilla por lo que habla a favor de quienes los idearon. Lograron comprender la esencia de la Naturaleza y crearon un espacio lo suficientemente respetuoso con Ella para que el milagro fuera posible. Ahora estos bosques están habitados por esos seres, los guardianes de cada árbol, planta o piedra… Lo que para nosotros, los bien pensantes occidentales, es algo inerte, aquí cobra vida y posee su propia alma.

Flotan los patos
dejándose llevar
al otro lado del puente

Me sorprendo al  escuchar un sonido peculiar de pasos marciales, pero que suenan raros… suenan  a madera rozando grava. Al tiempo, me distraigo en observar a  un pequeño pajarillo que escarba con sus frágiles patitas sobre el musgo que cubre un inmenso espacio bajo los árboles.
 Casi seguro que este jardín es barrido sistemáticamente cada amanecer con sumo cuidado para no dañar el delicado musgo, y a lo largo del transcurrir del día se va embelleciendo con acículas y flores que caen sobre él sin apenas hacer ruido, con un sonido tan leve que roza el silencio.
Quedan tendidas sobre el musgo, con el color y la textura de lo que empieza a morir, ramitas, flores de camelia, hojas amarillentas y por allí mismo, caminan los pajarillos.
Sobre el musgo
con el color de lo que muere
flores de camelia

El sonido de los pasos marciales cada vez está más cerca y en seguida aparecen, en blanco y negro,  los hábitos de unos monjes  zen que caminan en grupo compacto sobre sus “geta” de madera, origen de ese sonido tan peculiar.
Se detienen ante un Buda que permanece hierático, medio oculto entre la vegetación y se inclinan a modo de respeto para continuar con su sonoro caminar hasta una puerta que les conduce al interior del recinto del Templo.
Casi todos llevan gafas y me asaltan un montón de cuestiones acerca de su vida, de sus intenciones, de su vocación…¡Son tan jóvenes!
Poco a poco tras la escalinata que desemboca en una puerta, desaparecen los dos últimos monjes con sus geta, sus gafas, sus hábitos y mis preguntas teñidas de anhelo, sin contestar.
 

Mercedes Pérez kotori 2010

lunes, 2 de agosto de 2010

MI LISTA DE ASOMBROS, DESAZONES Y PLACERES QUE MUCHAS VECES SE MEZCLAN ENTRE ELLOS BORRANDO LAS FRONTERAS.EL DIARIO DE LA PELUSA


A través del blog "En clave de haiku " de Jorge Braulio (teneis el enlace en Mi lista de blogs que sigo) he tenido noticia de El Diario de la Pelusa (os pongo el acceso directo por si os interesa) http://diariodelapelusa.blogspot.com/2010/07/primer-concurso-del-diario-de-la-pelusa.html


Os animo a que participeis. Creo es una buena ocasión para reflexionar sobre las cosas que nos mueven y nos conmueven.


Me ha encantado la idea porque entre otras cosas está intimamente relacionada con el entramiento para poder escribir haiku. Por eso os animo a participar o por lo menos a que lo intentéis por puro divertimento.

Aquí dejo mi lista con las cosas que sin pensarlo demasiado, han surgido.


MI LISTA DE ASOMBROS, DESAZONES Y PLACERES QUE MUCHAS VECES SE MEZCLAN ENTRE ELLOS BORRANDO LAS FRONTERAS



ASOMBROS

-Contemplar mientras nado como vienen a beber las golondrinas
-Pasar la mano rozando el musgo fresco que crece en la tapia
-Oler la tomatera que nació sola en el jardín
-Escuchar al autillo a lo lejos, mientras contemplo las estrellas
-Ver como brota con fuerza la higuera que el viento arrancó de cuajo y que mi hijo y yo volvimos a plantar
-Esperar a que la gallina termine de poner, meter la mano entre sus plumas y recoger el huevo caliente y húmedo.
-Que una mariposa azul salga del seto y se pose fresca, en mi mano.
-El borboteo en las noches de calor del estanque con carpas del jardín de mi hermana
-Oír en mi madre la voz de mi abuela
-Que el viento del Este, huela a mar.
-Despertar de madrugada con el roce de los visillos y darme cuenta que huele a jazmín


DESAZONES

-Escuchar los latidos del corazón mientras intento dormir
-Esconderme bajo la sábana mientras revolotea en el cuarto un murciélago
-Meter la mano en una arqueta llena de hojarasca para abrir la llave de paso
-Caminar con los ojos cerrados por un pinar mientras anochece
-Que suene el teléfono de madrugada
-Ver una culebra cruzando a pleno sol el camino por el que voy
-Los crujidos de las hierbas después de haber visto la culebra
-Sentir la mirada de un extraño en la nuca
-Caminar sola por los pasillos del metro y escuchar pasos detrás de mi
-Que el vendaval haga crujir el tejado y doble los árboles
-Contar despacio después de ver el relámpago y que truene antes del “2”
-Soñar que no puedo hablar con mi gente porque me equivoco al marcar el número o no hay cobertura o me quedo sin batería
-Entrar en algún sitio después de pisar una caca de perro

PLACERES

-Estar tumbada en la fresca hierba y que mi nietecito camine por mi espalda
-Ver “Up” con mi nieto mientras comemos palomitas con sal y limón, arrebujados en el sofá y reírnos de las mismas cosas.
-Los chupetones en el pecho del bebé hambriento y su mirada.
-La alegría en los ojos de mi padre al descubrir un nido de abejarucos en el hueco del viejo platanero
-Oler la ropa recién planchada
-En el invierno, mojar galletas con mantequilla helada en el café con leche bien caliente y dejar que se disuelva en la boca.
-Ver a un padre hacer reír a su hijo pequeño
-Abrir un libro y encontrar un poema que mi hijo hizo un Día de la Madre, hace ya muchos años…
-Ir de la mano de mi abuela la noche que descubrió el mar

Bueno, aquí lo dejo, aunque seguro que podría seguir añadiendo mas sensaciones, pero no se trata de eso, si no de moveros a vosotros y vosotras a que jugueis también. Seguro que le sacais mucho jugo.


Aprovecho la ocasión para agradecer a Pelusa la iniciativa.


Mercedes

domingo, 1 de agosto de 2010