viernes, 5 de octubre de 2012

EL HAIKU: UNA MANERA DE ESTAR EN EL MUNDO 1ª PARTE

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El haiku : una manera de estar en el mundo. (1ª Parte)

 No nos engañemos, vivimos en un mundo en el que cada vez tenemos menos sensaciones “naturales”. Un mundo tan alejado de la naturaleza, que olvida sin el más mínimo remordimiento ni  pudor, el nombre de sus pájaros, de sus árboles, de sus plantas y arbustos. Olvidamos sus nombres, olvidamos sus cantos, olvidamos sus olores. Es decir, olvidamos lo que su palabra, su nombre, su “verbo” evoca, porque dentro de nuestro ser, ya no resuena en la experiencia. Dicen que eso es civilización y progreso, pero siento que es degradación y aniquilación Nos estamos empobreciendo y no reaccionamos. Cada vez sabemos más palabras técnicas: celular, gps, ipod, wasap, parabólica, wifi... pero muchos  “ignoran” que es la alheña,( ¿eso con lo que se enciende la barbacoa?)  ni un autillo,(¿un coche pequeñito), ni los verderones ( ¿esos tíos que cuentan chistes subiditos de tono?)… Sí, algunos conocen “por narices”, las gramíneas o las arizónicas o algún que otro bicho, por las pruebas que les han hecho en el hospital para detectar la alergia que les embota los sentidos. Su sistema inmunológico lo vive como una amenaza… ¿pero qué es lo que verdaderamente nos amenaza? Esto sí que debería darnos alergia.
Si nuestra capacidad de sentir se aletarga, perdemos la libertad, dejamos de ser espíritus libres a merced de los mercenarios del miedo cuyo cometido es convertirnos en consumidores  de productos  de sus factorías ya sean en forma de comida basura, que envenena el cuerpo o culturales, encargados de envenenar el alma. El antídoto, como siempre, está a nuestro alcance, es la propia Tierra, la naturaleza la encargada de trasmutar desde sus orígenes, esos desechos en humus que nutre y que es esencial para que la vida continúe. Pero, todo tiene un límite, si la basura no se composta como es debido, si no entra el oxígeno, si falta el aire, no hay nada que hacer. Si la Tierra que nos nutre, el agua que somos, el aire que respiramos se enferman, terminaremos muriendo. Sí, nosotros los humanos, que nos creemos ajenos a ellos, sucumbiremos también. Puede que ese sea nuestro destino, no lo sé, cada uno tendrá su particular visión de lo que está ocurriendo. Esta es tan sólo mi forma de sentir y mi intuición me lleva a creer que se pueden hacer cosas, pequeñas cosas sin aparente  importancia, pero que contribuirán en la medida que sea a deshacer  este desatino, y el haiku es una de ellas, precisamente porque su sencillez le hace asequible, porque apela a los orígenes, porque se enraíza con la armonía que hemos perdido con tanta civilización y tantísimo progreso que supuestamente nos hará más sanos, más longevos y más felices.  Me da en el corazón que éste es uno de los motivos por el que no interesa que el haiku de lo Sagrado prevalezca. El camino del haiku, es un camino como otros tantos que existen y que llevan al que los inicia a un despertar de la conciencia y a adquirir un compromiso que difícilmente podrá eludir. Vivir la vida, es decir, existir con los sentidos abiertos y atentos, pone en peligro el modelo social en el que estamos inmersos. No conviene humanos despiertos, dispuestos a dejar de ser egoístas o egocéntricos o egomaniacos. No convienen personas que sean capaces de disfrutar con cosas sencillas al alcance de cualquiera. Ojalá no llegue nunca el día en el que haya que pagar una “entrada” por contemplar el crepúsculo o por escuchar el sonido de un arroyo que proviene del deshielo porque alguna corporación se haya hecho con la exclusiva.
En un ejercicio de reflexión, como en un momento determinado propuso  el profesor V. Haya en su blog El Alma del Haiku, ahora que estás solo o sola, leyendo estas líneas, a no ser que seas botánico o naturalista, ¿qué experiencias has tenido o tienes con ese mundo que hasta no hace mucho formaba parte de nosotros de forma natural?  ¿Qué sabes de primera mano de las aves que sobrevuelan tu región, de los peces que nadan en los ríos cercanos? ¿has oído croar a las ranas las noches de verano? No es un interrogatorio, no, pido disculpas si se siente así. Mi intención es poner un espejo delante para mirarnos a solas y reconocer donde estamos situados. Ojalá seas uno de esos  afortunados que vive y aprecia el vivir en uno de los cada vez más escasos lugares que quedan en el planeta sin mancillar, pues me temo que si no cambian las cosas, las referencias sobre el mundo natural  será material clasificado, TOP SECRET, sólo para expertos autorizados y el resto verá o mejor dicho, está viendo ya  su experiencia con la naturaleza restringida  a ratas , palomas , gorriones  o gatos que comen en los parques públicos comida basura, chucherías transgénicas ofrecidas seguramente con la mejor de las intenciones por gente compasiva que añora algo que no atina a identificar, pero que probablemente tenga que ver con la necesidad de volver a una vida más cercana y más respetuosa con la Naturaleza.
Palomas que han perdido el brillo de su plumaje, vuelan en un aire irrespirable. Los árboles sobreviven ennegrecidos y debilitados, en ridículos alcorques. Sus raíces compiten por algo de tierra con tuberías que canalizan el progreso humano hasta el salón de casa. Por no hablar de las mascotas que llegan por Navidad y que al crecer resultan molestas, yendo a parar muchas de ellas al desagüe a poblar  alcantarillas, lagos, ríos y estuarios donde se convierten en leyendas urbanas y en peligrosos competidores que comprometen el frágil equilibrio de un ecosistema que no termina por recuperarse del impacto humano.
 El sol sale tras imponentes y soberbias  torres que emulan torpemente montañas y  los crepúsculos tienen  unos colores increíbles, producto de la refracción de la luz en las partículas contaminantes que la plaga humana emite sin control en nombre del bienestar y la calidad de vida.  Nuevas nubes aparecen, cuadriculando en parrillas perfectas nuestro cielo, dejando caer una lluvia supuestamente cargada de perversas intenciones.  Las flores casi no huelen. Las frutas saben todas igual, a nada, en su perfección de factoría. Las semillas están mutando y perdiendo su capacidad de reproducirse. La industria farmacéutica lucha por hacerse con el control de las plantas medicinales y están consiguiendo que los gobiernos legislen para que tener tomillo o romero en el jardín sea un delito penado con la cárcel. Quieren tener la patente de la Vida, codician para sí ese “tesoro” y harán, como ya se está viendo, lo impensable para conseguirlo.
Con estas experiencias vitales, qué complicado resulta para el lector actual que se acerca al haiku,  apreciar por ejemplo en éste de Nishiguchi Sachiko, traducido por V. Haya:

Traza el milano
un círculo. En su centro
recojo boniatos

los matices, las conexiones internas con lo atávico, con lo que ha sido, es y será. Y con qué facilidad se reconocerá en poemas occidentales  que han pasado por haikus , tales como:

La mariposa
recordará por siempre
que fue gusano

De Benedetti,

sobre la arena
escritura de pájaros:
memorias del viento.

De Octavio Paz

escritos seguramente con la mejor de las intenciones por parte de sus autores y que adaptaron el “haiku” al gusto occidental, puede que por desconocimiento o incluso por temor a que si lo escribían tal y como es en su origen, el público occidental lo desdeñara y se perdiera algo que ellos, en su sensibilidad sentían como digno de difundir. Sin duda, tuvieron el mérito de dar conocer esta forma de “poesía” tan particular, pero ahora, con todos mis respetos y admiración a estos grandes monstruos de las letras, ha llovido mucho desde que Tablada, Octavio Paz, Benedetti entre otros, comenzaron con mayor o menor fortuna a dar a conocer el haiku a los hispanoparlantes. Ahora, el haiku en castellano tiene suficiente cuerpo como para que lo que luzca sea algo bien diferente. Ahora hay sobrada información sobre el haiku japonés y sus orígenes para que el que quiera profundizar, lo haga y elija.  “Quien quiere llegar, busca caminos, quien no quiere llegar busca excusas”
Por mucho que algunos “doctores” en la materia se empeñen en decir que lo que está ocurriendo en el haiku actual es “evolución”, miremos en nuestros corazones y sintamos lo que nos transmite en cada latido, si es que aún late tras la anestesia a la que estamos siendo sometidos. No puedo aceptar esto que está ocurriendo sin hacer algo. No acepto dejar que sucumba en nombre del progreso y la evolución lo que considero sagrado, lo que considero patrimonio de todos, lo que jamás debió ser violentado de la forma que se ha hecho y permitido. Somos muchos los que en Occidente, consciente o inconscientemente, hemos apostado por un haiku que entronca con lo sagrado o al menos esa es mi esperanza.
Por todo lo expuesto, amo el haiku, por eso me he comprometido con un camino  que reconozco como transformador de mi vida personal y por ende, de lo que me rodea. No tengo fuerzas para más, ni para menos. Pero sé, sin el menor asomo de duda que el haiku es una semilla sagrada, como el amaranto, y que a pesar de los muchos intentos por corromperle, por manipularle, por convertirle en un híbrido sin sabor, sin alma, perdurará para mantener viva la esencia  de algo que es mucho más grande, inabarcable, que se manifiesta de infinitas maneras y que el Ser Consciente, ese que existe sin pensar demasiado y que siente  hasta que le duele el alma,  se pondrá al servicio de lo que acontece más allá de lo puramente humano , con todo el derecho del mundo  y con la inexcusable obligación de compartirlo sin contaminar.

Mercedes Pérez “kotori”
Collado Mediano, Abril 2012

5 comentarios:

Mo dijo...

Fantástico!!!. Un abrazo.

gorka dijo...

Gracias Mercedes _/\_

ADMINISTRADOR dijo...

Gracias a vosotros por deteneros a leerlo..¡que es bien largo!!! jejejeje.

Mariela Vicentini (mai) dijo...

¡Gracias kotori... por compartir _/\_



San Molina dijo...

¡Maravilloso!!!