domingo, 15 de febrero de 2015

LA ECOLOGÍA COMO NUEVO ESPACIO DE LO SAGRADO POR LEONARDO BOFF

 fotokotori

LA ECOLOGÍA COMO NUEVO ESPACIO DE LO SAGRADO 

Mi reflexión sobre la ecología como espacio para una redefinición de lo sagrado y un reencuentro con Dios está elaborada desde la perspectiva de la naturaleza agredida, vulnerada, que grita junto con los pobres por una justicia y una reconciliación que les están siendo negadas. Desde 1984, cada año se publica en Estados Unidos un libro con el título El Estado de la Tierra. Es un estado que asusta porque la Tierra está enferma, el planeta y sus habitantes están amenazados. El ser más amenazado de la naturaleza no es el oso panda de China, ni las ballenas: son los pobres del mundo. En efecto, dos terceras partes de la humanidad viven en la miseria y sesenta millones de personas mueren cada año de hambre o como consecuencia del hambre. Los pobres son los seres más amenazados. El ser humano, el más complejo de la creación, se ha planteado ya la cuestión de una ecología social, es decir, de unas relaciones justas que propicien vida, bien común no solamente para los humanos, hombres y mujeres, sino también para la naturaleza y todos sus seres y relaciones. Hay una máquina de muerte que está amenazando a nuestro planeta. Todos conocemos los datos, pero quiero dar uno solamente para concretar ese tipo de amenazas y desde ahí plantear en serio en qué medida nuestra fe —y la fe reflexionada y crítica que es la teología— ayuda a desarrollar actitudes ecológicas, nos ofrece promesas de vida, de salvaguardia de lo creado por Dios.
Los datos señalan que de 1500 a 1850 presumiblemente ha sido eliminada una especie de vida cada diez años. Entre 1850 y 1950, un siglo, se eliminaba una especie cada año. En 1990 desapareció una especie cada día. Y si este ritmo sigue, en el año 2000 desaparecerá una especie de vida cada hora. Estos datos ponen de manifiesto el tipo de agresión que se ejerce sobre pueblos, sobre clases, sobre naciones, sobre y contra la naturaleza. A partir de esta situación se apela a la ecología. La ecología tiene más de un siglo. Los ecólogos estaban trabajando en silencio, pero ahora hablan. Elaboran un discurso de una ecología política, ecología urbana, ecología mental, ecología tecnológica, ecología profunda y también de una ecoteología. Nosotros sabemos que la ecología no reduce su ámbito de reflexión y acción a lo verde de la naturaleza. No. La ecología trabaja las relaciones que todos los entes, todos los seres, particularmente los vivos, mantienen con su entorno. Fundamentalmente, la ecología es el arte, la técnica de las relaciones de todos con todos.
Si algo hemos aprendido de la moderna cosmología, es decir, de la moderna visión del mundo que proviene de la física cuántica, de la biología molecular, de la nueva antropología o de las reflexiones ecológicas, es que todo tiene que ver con todo, en todos los puntos y en todos los momentos. Estamos todos envueltos en una inmensa red de relaciones, y nada ni nadie existe fuera de esas relaciones. La ecología dice fundamentalmente eso. La palabra «ecología» está muy emparentada con la palabra «economía», porque tanto una como otra vienen de la misma raíz griega que quiere decir «casa humana». ¿Cómo vamos a construir la casa, una casa que no es la casa de mi barrio, ni la casa de mis padres, sino la casa humana como planeta?, ¿cómo vamos a construirla para que todo pueda convivir en armonía y paz y justicia, donde haya alegría para habitarla y no existan amenazas?...........

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