viernes, 10 de abril de 2015

A LOURDES IN MEMORIAM

Retrato de Lourdes por Silvia Otero

En poco más de dos años, dos amigas excepcionales se han ido de este planeta. La mañana del lunes de Pascua, Lourdes dejó de respirar y se fue para siempre . El porqué está claro. Todos tenemos que morir. Esta es posiblemente la Única Gran Verdad. Nada más nacer comenzamos una vida encaminada a la muerte.
Pero ¿por qué así? Lo siento, no puedo aceptar sin más el dolor y el sufrimiento inmenso con el que se fueron. No es justo, al menos, no para ellas ni para los que las vimos luchar inútilmente contra una terrible enfermedad que acabó con sus cuerpos consumidos por la quimio.
Pero tampoco es justo que me enroque en este inútil sentimiento de impotencia. Si Lourdes sonrió hasta quedar dormida, no soy quién para apagar esa sonrisa.
Necesito decir que esta mujer fue un ángel para mi peculiar familia. Ha sido el apoyo y la estructura que nos permitió vivir con tranquilidad unas vidas poco convencionales. Se incorporó a nuestro destino con la elegancia y la naturalidad de las personas sabias. De la noche a la mañana me enriquecí con su presencia, con su ayuda, con su ejemplo.
Por eso quiero agradecerte públicamente Lourdes, el regalo que nos hiciste durante todos estos años que puedo asegurar, no fueron fáciles para nadie. Pero sobre todo quiero agradecer el milagro que con tu partida lograste al armonizar de nuevo lo que nuestra estupidez humana había destruido. Por ello, por siempre gracias mi querida amiga, mi hermana del alma. Lo lograste.
Hoy me conformo con recordar tu coraje y la triste sonrisa con la que nos animabas al ver en nuestro rostro el pavor que nos producía la posibilidad cada vez más real de perderte.


Descansa en paz.